viernes, 29 de julio de 2011

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Tengo la pequeña manía de soñar, sea cuando sea. Para mi mente y mi subconsciente no existen los malos o inoportunos momentos para volar. No tiene límites a la hora de empezar, y nunca acaba. Sueño con todo, y a la vez nada. Sueño con él, sueño contigo. Sueño despierta, sueño dormida, y no me importa ese mundo imaginario. Porqué es como yo quiero, no me hace daño, no me da miedo. No como la cruda y fea realidad, que me aterra, me acobarda, es casi lo contrario a lo que quiero, me hace sentir inferior, pequeña e insegura.
Odiada realidad que frente le hace a la imaginación. Nunca terminaré de aceptarte en mi mente; nunca me consideraré parte de ti, por lo menos mientas de ello sea consciente.

El destiempo es una ironía...

Todo llega dicen, y es verdad...
El problema no es si llega, sino cuando llega. A veces las cosas llegan cuando ya es tarde. Otras veces, lo que esperas llega antes, cuando no estás listo. Todo tiene su momento y antes o después de ese momento nada prospera. El destiempo son dos calles que nunca se cruzan. El destiempo es llegar cuando la fiesta terminó. El destiempo no es sólo que algo te llegue tarde, es también llegar tarde a eso. Es no tocar a tiempo la nota justa. El destiempo es perder el tren. El destiempo es un perdón que llega tarde. El destiempo es como una fruta verde, amarga. Cinco segundos antes, puede ser el momento ideal. Cinco segundos después, el peor momento. El destiempo es un desencuentro. Es sabiduría que llega cuando ya no las necesitas. El destiempo es una tarde fría en verano. Es lo opuesto al lugar y la hora indicada. El destiempo es una discusión entre sordos.